domingo, 8 de julio de 2012

Verano 2012

Todo cambia cuando llega el verano, de repente, la vida parece un poco más feliz. Se acaba madrugar con los ojos pegados deseando haberte acostado antes el día anterior, se acabaron los agobios, la marea de gente en los pasillos del instituto, se acabaron las noches sin dormir pensando en ese examen que no llevabas demasiado bien y también trasnochar estudiando. Se acabaron los horarios, los disgustos y los deberes. De repente, todo se ve más claro, ya no hay problemas, en verano no hay preocupaciones, no hay agobios. 

El verano es para ser feliz, durante dos meses sonríes sin razón, sales como no has salido en todo el año, te diviertes, conoces a gente que no te imaginabas que existía, viajas, lees, te pintas las uñas de diezmil colores, cocinas galletas, ves a todos esos amigos que nunca ves durante el año y te sientes libre. Vas a la playa, descubres la felicidad en cada pequeña cosa que haces, te echas un millón de fotos, las publicas, escribes, y de repente te topas con él. 

Y te enamoras, y qué más da que dure solo unos meses, resulta que te hace completamente feliz y piensas que nunca te vas a sentir así nunca más, te sientes en las nubes, como... sí, se podría decir que te sientes a tres metros sobre el cielo. 


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